Culiacán, Sin.- Una alegoría entre el Culiacán transfigurado por la violencia de la actualidad y un Culiacán idílico ligado a la naturaleza y hermanado en sus tradiciones, que puede ser nuestro futuro, ofreció el Taller de Danza Contemporánea Juvenil y Adultos de la Escuela Superior de Artes José Limón, en la coreografía Humaya, de la maestra Rocío Arrieta Torres.
La pieza se presentó este miércoles por la tarde en el patio del Centro Sinaloa de las Artes Centenario del Instituto Sinaloense de Cultura, dentro del fin de cursos de este taller que coordina la maestra Rocío, quien dirigió un mensaje a los asistentes, en un breve acto en el que estuvo acompañada por la maestra Rebeca Rendón, coordinadora de Talleres de la institución educativa.
Con esta obra celebro diez años como docente en este taller, dijo, y agradezco al ISIC que me ha permitido compartir mis saberes a los casi 300 alumnos que han pasado por este taller desde 2015, dirigido a personas de 16 años hasta de edad adulta que quieran expresarse mediante el arte, y las inscripciones están abiertas, con clases los lunes y miércoles de 5 a 6 de la tarde.
Con utilería de José Alfonso Flores Carrasco, mediante el uso de telas y máscaras de venado, y música de Santaolalla, Humaya inicia con una primera escena en la que los personajes muestran ese hartazgo que compartimos todos en nuestra sociedad ante una situación que nos ha trastornado la vida, y en una segunda parte, de manera “naif”, se recrea la vida junto al rio Humaya, la vida que podríamos vivir cuando vuelva la paz.
Una vida ideal, en un escenario donde el aserrín evoca la arena del río, y sus aguas son simbolizadas con largos tramos de tela azul celeste que se mueven al son de las danzas, y donde los seres humanos viven en armonía con la naturaleza, con los seres vivos, compartiendo la cosmogonía de los pueblos originarios mientras se escucha la voz de Jorge Drexler cantando “Al otro lado del río” (“creo que veo una luz al otro lado del río, y sobre todo creo que no todo está perdido; tanta lágrima y yo soy un vaso vacío”).
La historia fue abordada, dice la maestra Arrieta, ante “la necesidad de generar nuevas narrativas del futuro, cuando regrese la paz”, y en ella participaron Ana Lucía Coronado, Alondra González, Francisca López, Gloria Angélica Lugo, Claudia Ysabel Martínez, Marlén Estela Martínez, Andrea Elizabeth Solís, Vanessa Solís, Dámaris Muñoz Lugo y Lucero Elena Sosa.
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