Tenemos a un Presidente de la República que, durante su mandato, ha fallado al incrementar de manera exponencial la inseguridad, el desempleo y la fuga de capital. Se ha olviado de la justicia social y se ha dedicado a castigar a quienes más necesitan el manto protector del Estado. Por otro lado, condena a quienes no piensan como él y con ello, ha menoscabado su imagen y la del país, ante el mundo entero.
En materia de salud y Covid 19, minimizó la pandemia, pero dice que el país va muy bien, cuando el número de muertos sobrepasa sus propios pronósticos, que por cierto, asegura tiene a los mejores especialistas en el tema y que otras naciones piden su asesoría para resolver el problema. No usa cubrebocas, maneja sus propios métodos para librarse del virus, que no lo salvaron de dar positivo, y contradice a los expertos en la salud cuando piensan diferente a él.
Se inmiscuyó en los asuntos de la Corte, impuso allegados a su proyecto y sometió a los demás miembros. Con una endeble oposición, tomó el control del legislativo y dio inició a una serie de reformas que castigan diversos programas, se desvincula de tratados internacionales y da rienda suelta a sus caprichos personales sobre los temas que defiende, incluso con conflicto de intereses.
En su propio equipo, ha encontrado detractores que, después de acompañarlo cierto tiempo, decidieron renunciar y alejarse de su administración. Algunos de ellos en materia de finanzas y otros más en programas sociales. Para todos tuvo palabras de odio, les mostró rencor. Así, hemos visto como le gusta descalificar a sus opositores y tiene por costumbre levantar el dedo acusador para culpar a los demás, como si su grandísima deidad nunca cometiera errores.
Cada que tiene oportunidad, voltea a ver al pasado. Señala los errores de las administraciones anteriores y los culpa por el deterioro de la economía, del sistema y del país entero. Dice que él puede resolver esos problemas, pero pasa el tiempo y no se ve ningún avance. La oposición, ha dejado que siga por ese camino, pues como estrategia, han previsto que él será su peor enemigo al momento de comparar los resultados de su administración y las anteriores. Saben que la historia no le será benevolente.
Desde el poder, no le parece agradable cuando alguien se manifiesta en su contra. Odia a quienes lo contradicen, muy especialmente a aquellos que dicen la verdad. Nunca responde con razón ni argumentos, solo usa la diatriba. Cuando es cuestinado, evade la respuesta y apela al chantaje. Se defiende con acusaciones sin sentido y fuera de lugar. Le gusta hacer énfasis en acotaciones dramáticas para hacerse pasar por víctima, por eso al anunciar que estaba en tratamiento por haber salido positivo a Covid19, mucha gente no le creyó y pensaron era una de sus artimañas.
Por su edad avanzada, su desconocimiento de la economía, de los avances tecnológicos y materias tan importantes como la ambiental, entiendo que es un mandatario no apto para el mundo globalizado. Su estilo es la vieja usanza, la imposición, el autoritarismo, muy distante de la democracia. Así, con el absoluto control de su partido, decidió contender en nuevas elecciones para mantenerse en el poder. La oposición, entonces, decidió tomar todos sus errores y así se lanzaron a una nueva contienda electoral.
Uno de los sucesos por los que sin duda será siempre recordado, sin importar cuanto bien le haga a la Nación, es aquel momento cuando alegó le habían robado la elección. Intereses mezquinos, simuladores que pretenden evitar el avance del país, dijo. Así, renegó de las instituciones democráticas, llamó a sus seguidores a manifestarse y los incitó a la violencia. Cuando las protestas se le fueron de las manos, todo eso que él había provocado, lo descalificó pidiendo mesura y culpando a sus opositores.
Es el mismo tipo al que se le dificulta cumplir sus promesas y demuestra desinteres por los temas primordiales para la Nación. Su mayor logro ha sido didivir al país, porque le apostó a la desunión para llegar y luego mantenerse en el poder. Testaduro, hay quienes dudan de su juicio y han cuestionado su equilibrio mental, cada vez que sale con una de sus epopéyicas incoherencias, que son bastantes. Debido a esto, es considerado, por muchos sectores, el peor Presidente en la época reciente.
Donald Trump, el insensible, desequilibrado y nefasto Presidente de Estados Unidos de América, termina su mandato a cargo de la Nación más poderosa del mundo, la que presume contar con las instituciones más sólidas y hoy lamenta el paso del magnate como el número 45 de sus dirigentes. Desde hace algunos días y poco a poco, se va liberando del verdugo que tomó por asalto la Casa Blanca dándole paso a un Joe Biden que retoma su vida republicana y la figura, ausente por 4 años, de jefe Estado.
Buzón de Salida. Cualquier parecido con otra Nación, es mera coincidencia. Pero que sirva esta experiencia para hacernos ver que los gobiernos antidemocráticos y con tendencia al autoritarismo, no tienen cabida en nuestro nuevo mundo. Cuando parecía una tarea díficil para la oposición, él mismo se fue minando el camino, hasta convertirse en el artífice de su propia derrota electoral, desde la división que lo había llevado al poder.
Storyteller.
Al Chávez Rubio.
El maestro Chávez Rubio es Abogado. Se ha desempeñado en el servicio público como jurídico en dependencias Federales, Estatales y Municipales. También es Catedrático, Analista y Columnista en diversos medios de comunicación.
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