La vitamina C (Ácido L-ascórbico) es una de las vitaminas más “populares” en nuestros días; generalmente se le asocia a un papel protector ante las enfermedades que afectan las vías respiratorias como gripe o como un reforzador del sistema inmunológico, también se le atribuye un potente poder antioxidante al ser ingrediente clave en algunos productos cosméticos.
El día de hoy descubrirás qué tanto de cierto hay en esto, además de encontrar formas de reunir tus necesidades diarias requeridas a través de los alimentos.
La vitamina C no es producida por el organismo, por lo que es necesario obtenerla de los alimentos. El requerimiento para varones y mujeres varía siendo de 75 mg (miligramos) para mujeres y 90 mg para varones de acuerdo al Instituto Nacional de Salud.
Algunos de los roles que juega esta vitamina en nuestro organismo son los siguientes:
Síntesis de Colágeno: Para sintetizar colágeno se requiere de vitamina C, el colágeno es la proteína más abundante en el cuerpo y para el sano estado de uñas, piel y cabello se requieren niveles óptimos, además de que es importante para reparar tejidos.
Absorción de Hierro: Al hacer sinergia con este mineral potencializa su acción, el hierro es crucial para el crecimiento y la producción de glóbulos rojos en el cuerpo, una disminución de este mineral se asocia por ejemplo a anemia ferropénica.
Mejora la función cerebral: También interviene en la síntesis de algunos neurotransmisores, los cuales son necesarios para enviar información del cerebro al resto del cuerpo. Un análisis sistemático de estudios publicado por la revista “Nutrients” concluyó que la suplementación de dosis mayores de vitamina C a las recomendadas impactan de manera positiva en las funciones cognitivas del cerebro.
Fortalecimiento del Sistema Inmune: Quizá sea el beneficio más reconocido por la mayoría, se ha visto en diferentes estudios como la vitamina C puede dar soporte al sistema inmune al protegerlo en contra del estrés oxidativo, esto ayuda a la eliminación de bacterias y disminuyendo el daño de tejido. Un déficit de esta vitamina puede asociarse a un riesgo mayor de infección bacteriana, cabe la pena desmitificar que si aparecen signos de resfriado común el suplementarte va impedir que se desarrolle la infección viral pero bien puede beneficiar a su recuperación general al ser antioxidante.
Salud visual: Como vimos en la columna pasada, la vitamina C también juega un papel bien importante en la prevención de cataratas y puede retrasar la progresión de la degeneración macular. Dosis de 500 mg por diariamente como parte de un tratamiento se asociaron a una reducción en la progresión de la degeneración macular según un estudio publicado por la Asociación Americana de Optometría.
Fuentes naturales de vitamina C: Podemos encontrarlas en una gran variedad de alimentos como tomates, brócoli y en frutas como el kiwi, fresas, guayabas y por los cítricos un general, la vitamina C encontrada en un pimiento es suficiente para reunir tu necesidad diaria, así que ya sabes es importante consumir estos alimentos y rotarlos para tener diferentes fuentes que nos proporcionen dosis de esta vitamina.
Nos vemos en la próxima, para seguir hablando de nutrición.
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