Con el tiempo, nos hemos dado cuenta que el sistema gubernamental y político mexicano, a pesar de sus bondades, dejó de funcionar cuando un grupo de facinerosos revolucionarios se hizo de esos espacios y se les olvidó compartir el poder que de ellos emana con el resto de los mexicanos. Haciendo a un lado nuestra democracia y con ello, destrozando el concepto de República. Si bien los avances logrados emergieron de esos gobiernos, los retrasos que abundan en el país, se deben a ese sistema violentado por una camarilla.
Después de obtener nuestra Independencia, tras la revolución en contra del gobierno español, el país pasó por una serie de facetas en las que intentó por los mecanismos legislativos establecer un sistema de control gubernamental para fincar las bases de nuestra República. Así, lo que se buscaba era evitar que una sola persona, llamada titular del ejecutivo, tomará las decisiones de manera autoritaria y solamente cumpliera su ley. Para ello, forjamos diversas constituciones intentando darle forma al estado mexicano.
Así, llegamos a la dictadura de Porfirio Díaz, quien explotando diversos recursos gobernó por el período más largo para un Presidente en nuestra historia. La ideas de la revolución que se iniciara en 1910, después del porfiriato, fue la de establecer una República Federal basándonos en el modelo democrático de países europeos. Principalmente en los sistemas parlamentarios en los que los gobernantes emanaban del pueblo y le restaban importancia el presidencialismo autoritario.
Para ello, la Constitución Política estableció un sistema tripartita en el que los Poderes se dividen en ejecutivo, legislativo y judicial. Con ello, se le otorgaba el gobierno al pueblo. La participación de la población sería elegir a sus representantes, quienes llevarían su voz a esos poderes establecidos. Y desde ahí, los ciudadanos, todos, podrían disponer de los recursos, su forma de administración y por ende, del futuro de la nación. Así, todos participan y con ellos se logra transparentar las acciones de gobierno y darle un mejor cause a los recursos.
Sin embargo, el autoritarismo disfrazado de sistema presidencial paternalista se apoderó del ejecutivo y cada uno de sus titulares lo fue pasando a manos de supuestos similares a su imagen, una y otra vez por el resto del siglo pasado y lo que va de este. Los poderes alternos, legislativo y judicial, se convirtieron en cómplices observadores que se hicieron de la vista gorda obteniendo jugosos beneficios. Ese negocio, ha sido nuestra constante con el paso del tiempo causando estragos con su impunidad.
Los mexicanos, cansados de la tragedia y la desgracia que nos perfila ese sistema de gobierno, hemos intentado forjar un estado de representación en el que se tomen en cuenta a todas las voces. Poco a poco, teniendo en contra a los poderosos, hemos fijado instituciones y mecanismos para ejercer nuestro derecho al voto, a la toma de decisiones, a la transparencia y honorabilidad de nuestros gobernantes. Sin embargo, no ha sido suficiente, pues seguimos enfrentando la misma problemática.
Una de las graves disyuntivas de todo este proceso ha sido dejar el poder en manos de unos cuantos. Evitar la participación de la sociedad en general. Pero sin duda, la más significativa es mantener un sistema autoritario en el que se privilegia al titular del ejecutivo como el mandamás y la única voz cantante. Pues uno solo, no puede estar por encima de los demás. Así, el error más grande que hemos cometido, es permitir que el poder recaiga solamente en el Presidente y que tanto Diputados y Senadores, como Ministros y Jueces estén a su entera disposición.
Si alguien piensa que la 4T significa democracia por haberle otorgado el poder al eterno opositor Andrés Manuel López Obrador, está equivocado. Porque además le instauramos un Congreso repleto de acólitos fieles a su causa, que nunca lo contradicen, aunque deban actuar en contra de sus representados. Sino más bien simulan su trabajo para solo obedecer a su jefe político. El único con voz cantante, que desde Palacio Nacional la utiliza para descalificar, para generar división social que lo fortalece y pretende que le otorguemos el poder a manos llenas sin cuestionarlo.
Hoy, vemos como el gobierno surgido de Morena y sus representantes se han convertido en un grupo de facinerosos revolucionarios que se hizo de esos espacios y se les olvidó compartir el poder que de ellos emana con el resto de los mexicanos. Haciendo a un lado nuestra democracia y con ello, destrozando el concepto de República. Tal como pasaba en el siglo pasado. Exactamente igual.
Buzón de Salida. De momento, las campañas electorales y la oferta de los diversos partidos y sus candidatos se encuentran detenidas. Sin embargo, el proceso electoral atraviesa un período administrativo en el que la autoridad organiza la elección y revisa lo actuado por los precandidatos. Materia de discusión y violación a las disposiciones será, por un lado, ver a unos olvidando las medidas de seguridad ante la pandemia en sus eventos masivos y, por otro, a funcionarios que intentan aprovechar las vacunas anti covid para sacar provecho, así sin madre.
Storyteller.
Al Chávez Rubio.
El maestro Chávez Rubio es Abogado. Se ha desempeñado en el servicio público como jurídico en dependencias Federales, Estatales y Municipales. También es Catedrático, Analista y Columnista en diversos medios de comunicación.
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