Cambios de mando. Algo sucede en los altos mandos militares del país. Algo que muchos no alcanzamos a conocer, pero que sin duda está sucediendo. En plena “guerra” que se vive en Sinaloa entre las facciones de los “chapitos” y los “mayos”, los mandos militares fueron relevados. El que faltaba sucedió ayer, se trata del Comandante de la Octava Región Naval con sede en Mazatlán. El Vicealmirante José Daniel Reséndiz Sandoval, asumió el cargo en una ceremonia en la que estuvieron presentes el Subsecretario de Marina Almirante José Barradas, El Comandante de la Tercera Región Militar General Guillermo Briseño y el Comandante de la Guardia Nacional en Sinaloa General Jorge Enrique Martínez.
En el acto estuvo además presente el Gobernador Rubén Rocha Moya acompañado por la alcaldesa Estrella Palacios. El cambio en el alto mando de Marina se da poco después de los relevos en la Tercera Región Militar y en Guardia Nacional. Las tres instancias del Gobierno Federal que sostienen presencia en Sinaloa ante la “guerra” que se desató a partir del 9 de septiembre. La concentración de militares, de Guardia Nacional y de pelotones de “fuerzas especiales”, además de equipo táctico, unidades de tierra y aire. Y con todo eso, no han logrado pacificar el estado. Los grupos criminales siguen enfrentados.
Escenifican enfrentamientos violentos, tanto en la zona urbana como rural, particularmente en la capital del estado. El numero de desaparecidos es alarmante y no se diga el despojo de vehículos que siembra el temor entre los ciudadanos. La in seguridad en las carreteras es evidente. La Mazatlán-Culiacán es un peligro para quienes se atreven por necesidad transitar por ella. También la carretera Mazatlán-Durango que ha sido escenario de bloqueos, incendio de vehículos y enfrentamientos violentos, es considerada de alto riesgo.
La carretera Mazatlán-Tepic también es un riesgo. Sobre todo, el tramo entre Villa Unión-Escuinapa en donde se reporta constantemente la presencia de grupos de civiles armados. Las fuerzas armadas saben el porqué se han dado estos relevos en los altos mandos que se tienen en Sinaloa. Pero no lo dan a conocer.
Los ajustes políticos que vienen. Las circunstancias que se tienen en estos momentos en Sinaloa han cambiado todos los proyectos políticos que se tenían. Luego de los sucesos del 25 de julio con la detención de Ismael Zambada. Y ese mismo día con el asesinato del exrector de la UAS Melesio Cuen. Lo que derivó luego en escándalos que han colocado en le orilla del abismo al Gobernador Rubén Rocha Moya, el panorama que se avizora es de que todos los grupos tendrán que hacer sus propios ajustes.
Por el lado del Gobernador, él sabe que no le resultará fácil sacar adelante su proyecto político de heredar la gubernatura a quien él quiera. Las condiciones cambiaron. El exsecretario General de Gobierno y hoy Senador Enrique Inzunza era y seguramente sigue siendo la carta fuerte de Rocha Moya. Sin embargo, tanto Inzunza como Rocha Moya saben que la crisis política provocada por la inseguridad aún no toca fondo. Y ambos son factores del mismo problema. En esta crisis y en medio de los rumores de que Rocha Moya pudiera dejar el cargo, surgieron otros nombres, algunos de ellos promovidos desde el Tercer Piso de Palacio de Gobierno en una forma de tender una “cortina de humo” para cambiar la narrativa en el estado.
Pero el nombre que brilla por si solo y no necesita que el Gobernador la empuje, es el de la Senadora Imelda Castro. La Senadora es sin duda una de las cartas fuertes que tendrán mucho que ver en el corto y mediano plazo en Sinaloa. No la pierdan de vista.
¿Y a donde se irán? La Secretaría de Seguridad Pública en Sinaloa dio a conocer que 99 agentes de la policía municipal de Culiacán prefirieron renunciar que someterse a los exámenes de confianza. Luego de que se desató la violencia en la capital del estado, repentinamente el Ejercito tomó las instalaciones de la Policía Municipal de Culiacán y sacó a los agentes de circulación. Bajo el pretexto de revisar el armamento, medida que le permite la Ley, la Policía Municipal de Culiacán duró más de tres semanas sin operar.
Esto en plena guerra entre los grupos criminales. Y aunque se permitió el regreso de los agentes municipales a los operativos, sin portar armas, el tema aún no concluye y prueba de ello es lo que está sucediendo en estos momentos. Apenas se anunció que 900 policías serían sometidos a los exámenes de confianza, 99 de ellos decidieron renunciar. Cada quien es libre de tomar las decisiones que mejor les convengan. Pero ahora el Gobierno deberá de saber responder a dónde irán a parar esos policías que se quedarán sin trabajo. Si no se les da seguimiento, el crimen organizado los verá como una posibilidad de aumentar a sus tropas. Cuidado.
Vencer el miedo. Los sinaloenses ya no pueden seguir evitando el buscar hacer su vida normal. Sus actividades normales de antes de esta guerra entre facciones del Cartel de Sinaloa. Poco a poco se están atreviendo a retomar las calles. Y no es porque el Gobierno haya resuelto los problemas de inseguridad. No. Lo que sucede es que es más grande la necesidad de salir a trabajar para sobrevivir, que el miedo que siembran los grupos armados.
En Mazatlán la vida nocturna se perdió, pero poco a poco se gana terreno. Sin los ciudadanos circulando, no hay comercio, restaurante o actividad comercial que se pueda sostener. La crisis en la hotelería por más que intenten ocultarlo es un asunto grave. La actividad de los restaurantes igual. Este fin de semana Mazatlán lució con más visitantes. El turismo carretero está llegando en camiones chárter.
Aunque todavía los visitantes que viajan en sus vehículos no lo hacen en las cantidades que se tenían antes de los hechos violentos, si han comenzado a tomar las carreteras. Esta parece ser la nueva realidad en la que los sinaloenses están ajustando su forma de vida. No es aceptar vivir en medio de esta violencia lo adecuado para los sinaloenses. Pero al ver que el Gobierno fracasó en su intento por imponer la paz y que la sociedad no ha logrado articular acciones en conjunto para hacer valer su derecho a vivir en paz, al ciudadano no le quedan muchos caminos. A cuidarse.
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