Doña Adela, al igual que cientos de familias, fue desplazada de su comunidad Comedero y otros pueblos aledaños del municipio de Cosalá, para construir la presa que se le conoce comúnmente como del Comedero.
A la par que José Guadalupe Melgar Reynaga, el síndico de la sindicatura de Emiliano Zapata, le entregaba un reconocimiento, vecinos del lugar le reiteraron su cariño no sólo por haber fundado Pueblos Unidos, sino por sus dotes de bondad y protección que les brindó en su momento en Comedero.
Voces de hombres adultos expresaron su amistad y cariño para la homenajeada, a quien recuerdan que siempre apoyó a los que menos tenían no sólo del Comedero, sino de los pueblos vecinos, como Aguacaliente, Las Cruces, Casa Blanca, El Papachal y otros.
No sólo buscaba darle algo a los que menos tenían, sino que tal como lo hacenmuchos comercios, fiaban a sus clientes para que pudieran salir adelante en tanto les llegaban sus pagos.
El mismo síndico de Pueblos Unidos recordó con nostalgia que su mamá trabajó con Doña Adela y con ella aprendió a elaborar diversos platillos propios de la gastronomía campirana.
Toño Sánchez, ex síndico de Pueblos Unidos y quien también fue desplazado del Comedero, también guarda muy buenos recuerdos de la homenajeada:
“A Adela siempre la hemos aquerido y la vamos a seguir queriendo porque siempre se portó muy bien con nosotros. Ellos tenían tienda y su esposo (José Anselmo Valenzuela) fue un hombre luchador, que iba comprándole a la gente cacahuate, ajonjolí, agarraba puercos y gallinas, que de esa manera le pagaban.
“Ellos también dieron muchos servicios a los altos de Durango, porque de ahí venían a comprar. Se miraban las filas de mulas porque no había carros.
“Para nosotros, Adela es una joya de oro. Yo no tengo palabras para decir lo que siento por ella y por sus hijos”.
Entrevistada previamente a la entrega del reconocimiento, que tuvo lugar en la enorme plazuela de Pueblos Unidos, Doña Adela recuerda que llegó junto con su esposo a vivir al Comedero, proveniente de la comunidad de Aguacaliente.
Ella nació en la comunidad de Amaculi, del vecino estado de Durango, pero desde pequeña se fue a vivir con una hermana mayor a otro pueblito, llamado Las Vegas, donde conoció a su esposo y que al desposarse se mudaron a Aguacaliente.
“Los años que viví en Comedero fue una vida hermosa. La gente era buena. Los años que vivimos fueron hermosos. La gente muy familiar, yo la sentía con confianza a la gente, además muy respetuosa. La verdad, yo tengo muy bonitos recuerdos de la gente de allá”, expresa con añoranza Doña Adela.
Durante la entrega del reconocimiento el síndico José Guadalupe expresó ante el público que “el legado de la señora Adela García Someda de Valenzuela permanece como un ejemplo de trabajo y compromiso y de visión empresarial en la historia regional.
“Sin duda es un esfuerzo, una trayectoria muy importante.
“Mujer capaz y empoderada y nos enorgullece que sea de Pueblos Unidos, Porque ayudó a que este pueblos se forjara con el carácter que hoy en día tiene”.
Jacinto, un hombre corpulento de 90 años, cuya mitad de su vida la vivió en Comedero y la otra mitad en Pueblos Unidos, comenta de la homenajeda:
“Yo tengo muchos recuerdos de ella porque tenía una tienda muy grande y ayudaba a la gente pobre. Ella casi crió a una hija mía, Virginia, y Adela la cargaba pa arriba y pa bajo en la tiendona.
“Mi hija estaba muy chiquitilla cuando ella la recogió para que le ayudara a limpiar y a hacer algo ahí”.
Salomé Madueña, oriundo del Comedero, le tiene un profundo agradecimiento a Doña Adela y a toda su familia.
“Tenía yo 14 años desde que empecé a trabajar con ellos como cargador. Y luego me dieron la tranvía para manejarla y les acarreaba refrescos. Ellos tenían una tienda muy grande allá y trabajé muy a gusto con ellos. Estoy pensionado por ellos.
“Ella me trató de lo mejor toda mi vida. Ella, su esposo y todos sus hijos”.
Doña Adela, tiene ya años. Se mueve con dificultad, pero su hablar es amable, pausado y siempre recordando lo feliz que fue en Comedero.